En los años sesenta un joven estudiante de medicina catalán viaja a Francia a cursar su especialización y conoce a una bella parisina perteneciente a una familia de amantes del arte y las antigüedades. Este encuentro, que supone un cambio de rumbo en sus vidas, también es el principio de nuestra historia: la primera generación de libreros Comellas, Antonio y Françoise. Juntos fundan la Librairie F. Comellas en París a principios de los setenta. Los primeros años fueron difíciles. Si pensamos en un mundo donde la información no estaba al alcance de un clic y las comunicaciones no ofrecían la visibilidad e inmediatez que hoy asumimos como normales, nos resulta entrañable recordar los primeros catálogos, casi manuales, y el peso específico del contacto humano en el conjunto del negocio del libro antiguo.

Pero Antonio y Françoise siguieron adelante, con grandes dosis de ingenio, un esfuerzo constante y ese “sexto sentido” que caracteriza los mejores libreros. Consiguieron adquirir obras de importancia significativa que su buen gusto y sus conocimientos bibliofílicos les permitió reconocer y poner a la luz. Aunque su primera especialización haya sido la Historia de las Ciencias y los libros de Medicina, se interesan en muchos otros temas y cultivan su olfato bibliofílico inspirándose en los grandes libreros de esa década. Pronto se hacen conocer en el mundillo del libro antiguo y a principios de los años ochenta participan en su primera feria en los EEUU. Durante los siguientes veinte años tendrán entre sus clientes grandes coleccionistas, muchas bibliotecas públicas y museos, así como una buena parte de las librerías anticuarias más prestigiosas del mundo.

Para acompañar el desarrollo de la librería tuvieron la intuición del potencial de la informática para el almacenamiento y gestión de su fondo bibliográfico, y a principios de los noventa ya se habían dotado de una herramienta informática específicamente diseñada para su librería. Haber comenzado su base de datos tan pronto les ha permitido catalogar un gran número de volúmenes a lo largo de los años, contribuyendo a la conservación y transmisión del conocimiento que fundamenta la actividad de la librería.

Así, durante tres décadas y desde diferentes ciudades francesas, la librería siguió creciendo en tamaño y presencia en el mercado francés e internacional, participando en las principales ferias especializadas: París, Londres, Bruselas, Milán, Amsterdam, Nueva York, etc. También creció el hijo de la pareja fundadora, Julien Comellas, la segunda parte de nuestra historia. La infancia de Julien transcurrió entre los avatares del mundo del libro. Tan ligada estaba la rutina familiar con la de la librería que las anécdotas de una y otra se entremezclan en sus recuerdos. Con el tiempo fue absorbiendo los principios de la profesión hasta convertirse en parte del equipo. Joven e inquieto se dedicó a abrir una nueva vía de comercialización. Desarrolló y gestionó una página web comercial multilingüe que supuso un valioso complemento a la empresa.

Pocos años después, en 2001, la gran decisión. La librería se traslada a Cataluña, tierra natal de Antonio. La nueva ubicación, un precioso apartamento modernista del centro histórico de Barcelona donde se respira la atmósfera clásica de las bibliotecas antiguas, es el marco perfecto para una colección de libros y documentos impresos y manuscritos que datan desde el siglo XV hasta el siglo XIX.